martes, 27 de noviembre de 2007

REIVINDICACIÓN DEL OLVIDO

Menospreciado a causa de trovadores de poca monta que han hecho de este bello vocablo un objeto de culpa y apresado por la cursilería barata, que por años la ha vestido con ropajes que no le corresponden, en una celda de espacios ínfimos donde su capacidad de movimiento es inmerecida, el olvido continúa siendo el pariente pobre de las capacidades cerebrales humanas.
El afán de recordarlo todo en el que vivimos fue dejando cada vez más postergado al olvido. La capacidad de selección que afortunadamente posee nuestra memoria nos hace aferramos a fotografías, grabaciones, escritos, todo cuanto existe, para no dejar que el tiempo borre lo vivido. Valle Inclán decía que "las cosas no son como las vemos, sino como las recordamos”. Y es indudable. La memoria es necesaria porque nos mantiene vivos y los pueblos que no la tienen están condenados a la postración.
Sin embargo, la idea de recordarlo todo puede ser francamente lacerante, y también, tediosa. Borges lo graficó de gran forma con Funes, ese enigmático personaje que era capaz de acordarse hasta de las grietas de la pared o de la forma de las nubes de hace 20 o 30 años. Un ser cuya tormentosa mente hacía que, en definitiva, fuera incapaz de pensar, de sentir… Borges, como siempre acontece con la buena literatura, se adelantó a los tiempos al narrar las vicisitudes del hombre actual, quien ha llegado a paralizar su existencia frente a la conflictiva danza real de su pasado.
Es que el recuerdo enfermizo nos transforma en víctimas, en depositarios de vidas ajenas, en potenciales juguetes al servicio de existencias efímeras, coleccionando culpas e insatisfacciones.
Por esto, pese a que como diría Benedetti, “el olvido no es la victoria sobre el mal ni sobre nada”, es la manera más eficaz de reinvención que nos queda y la única que nos permite mirar las nubes, las mismas que recordaba Funes el memorioso, sin el peso de lo vivido, para dar paso, tal como alguna vez lo señaló Nietzche, nuevamente a la memoria.

1 comentario:

Lonia dijo...

El olvido muchas veces es un triunfo, otras un fracaso.
Poder olvidar lo vivido ayudaría a que todo fuera más fácil, pero aunque no queramos muchos recuerdos siempre están ahí, en el inconsciente influyendo en todo lo que hacemos...
Me gustaría tener la capacidad de no retener en la memoria todas mis vivencias, así podría ver una misma película varias veces y en todas ellas emocionarme...qué es la vida sino una película...
Si encuentras una receta para llegar a olvidar, avisame.