lunes, 3 de diciembre de 2007

EL ARTE DE LO TÉTRICO


Perturbadora e inquietante. Retorcida y cruda. Sobran los calificativos para describir la obra de la artista neoyorquina Laurie Lipton, una mujer que ha llevado con sus dibujos a la imaginación a niveles insospechados, a un lugar lejano donde ésta puede convivir placenteramente con el miedo, las culpas, el dolor, en síntesis, con el horror humano.
Debo confesar que no la conocía: la “descubrí” sólo hace algunas semanas, tras asistir a la exposición realizada en la Casa Encendida de Madrid, donde se montó una muestra titulada “El sueño de la razón”, la cual recogía una colección de 18 dibujos a lápiz inspirados en los Caprichos de Goya, una de sus principales influencias.
Y el ir fue un acierto. Sus dibujos, de un detallismo extremo que rayan en un perfeccionismo soberbio y donde los contrastes de las luces y sombras entregan una profundidad visual asombrosa, no pueden dejar indiferente a nadie. Sí, porque sobrecogen, evocando sensaciones de poder e injusticia que se pueden encontrar en cualquier lugar, incluso en el seno de las familias aparentemente más normales.
En los trabajos de "La reina apocalíptica del lápiz", como la han llamado, además de fluir una imaginación con una intensidad similar al que puede tener el cauce de un río torrentoso, se denota un afán de provocar pero que nada tiene que ver con el patetismo al que llegan algunos artistas por los deseos de reconocimiento inmediato. (No tengo ganas de entrar en la cada vez más superflua discusión sobre lo que es arte y lo que no).De esta manera, provocando, Lipton repite tópicos que ya son marca registrada en su obra, como la muerte, el apocalipsis, lo siniestro o la manipulación, pero principalmente, la ira y la locura, dos “cosas humanas”, según la artista, con las que “no sabía qué hacer”, hasta que comenzó a dibujar con una técnica que en la actualidad es única en el mundo, en la que destaca su negativa a utilizar colores.
Buscar razones a los motivos en ocasiones puede ser útil para analizar resultados. Veamos. Una infancia claustrofóbica en los suburbios de Nueva York y una atosigante normalidad familiar podrían decir mucho de sus obsesiones. En este contexto comienza a dibujar a los 4 años. Sin embargo, no es sino 2 años más tarde cuando ocurre un hecho que marcaría su forma de llevar el lápiz al papel: sufre abusos de manos de un enfermo escapado de un centro psiquiátrico. De ahí en adelante, cierra su círculo y se centra sólo en sus cada vez más personales obras.
Más de alguien que no la conozca se imaginará a Lipton con una personalidad, un vestir y un discurso ante la vida que esté acorde a sus desgarradores dibujos. Pero nada más alejado de la realidad. Si bien ella se siente una persona “anormal”, como lo dijo en una entrevista al periódico español El Mundo hace algún tiempo, la dibujante es sociable y posee una suavidad de gestos y una sonrisa amplia, que, como ha confesado, desilusiona en primera instancia a quienes la conocen, los que esperan encontrarse con una freacky de pies a cabeza. Sí, porque Lipton está muy lejana de personas como Ciorán, el filosofo de vida pesimista, o de Sábato, el escritor argentino que hizo de la tristeza, la melancolía y el abatimiento una forma de existir que traspasaba con creces las fronteras de su obra. Laurie, al contrario de estos dos monstruos, dibuja así precisamente porque expulsa toda esa ira y esa locura en sus cuadros, pudiendo seguir la vida con su generosa sonrisa.
Se ha repetido que Durero, Memling, Van Eyck, Goya y Diane Arbus, la fotógrafa de lo extraño, han sido sus principales influencias. No obstante, veo que también en los dibujos de Lipton hay mucho del mejor cine de Linch o de Hitchcock, la creatividad de Kafka o la peculiaridad de Marck Riden (otro artista que conocí hace muy poco y que ha cautivado a Robert de Niro, Stephen King o Marilyn Manson, por nombrar a algunos), quien mezcla también inocencia y crueldad con extrema naturalidad, como si fueran palabras indivisibles.
Laurie Lipton vive en la actualidad en Londres, donde prepara una exposición en la que mostrará los horrores de la Guerra de Irak y su tratamiento en los medios de comunicación. Y la espero, porque de su mano veo imposible que salga algo que no irradie sensibilidad, que no proyecte esa extraña y fascinante mezcla de lo tétrico, lo absurdo y lo humano, que la hacen ver el mundo, y el arte, con sus singulares ojos.

2 comentarios:

Guyb™ dijo...

Oh gran Charme, solo tú eres capaz de mostrar ,en un solo post, el sensible psicópata que llevas dentro.

No me extraña que traigas locas a las nenas

PD: si no restringieses los comentarios a usuarios registrados tendrías más

Tereza dijo...

Me gusta muxo el trabajo de Laurie lipton i io no sabia q habia vivido todo eso... los que no reprimimos nuestro odio nos volvemos gente mas feliz... Me late muxo tu blog! Has escuchado sobre Clive Barker? un scritor de terror, es mi favorito, se que te interesara!